Joaquín Berriel1
1 - Docente e investigador del CEAAT (Centro de estudios ·árabes Al Thuraya)
1. Email: [email protected] ORCID: https://orcid.org/0000-0002-6928-9127
Recibido: 01/04/2022 Aceptado: 01/05/2022
Cómo citar: Berriel, J. (2022). Comentario al Prefacio de La Tensión Esencial de Thomas Kuhn. Dialektika: Revista De Investigación Filosófica Y Teoría Social, 4(10), 42-45. https://doi.org/10.51528/dk.vol4.id79
Con la publicación de su obra La estructura de las revoluciones científicas, en 1962, Kuhn marcó un antes y un después en la historia y la filosofía de la ciencia; tanto por la influencia como por las críticas recibidas por parte de la tan mentada comunidad científica (sobre todo después de su pública discusión con Karl Popper). Podríamos clasificar dichas críticas de dos grandes modos: la ambigüedad del concepto de paradigma por un lado y el denominado problema de la inconmensurabilidad por otro. Este último, atraería las famosas acusaciones de subjetivismo relativista al ser recibido como un ataque al racionalismo científico de bastante influencia en la época.
Las obras posteriores a La estructura de las revoluciones científicas, como fueron la Posdata (1969) y los Segundos pensamientos sobre paradigmas (1970) vinieron a clarificar conceptos centrales de su teoría y sobre todo a responder el caudal de críticas surgidas pos-1962. La Tensión Esencial publicada en 1977, se enmarca dentro de esta línea de clarificación, modificación, defensa, ajustes y reajustes e incluso abandono de algunos de sus conceptos centrales. En este sentido, el Prefacio a La Tensión Esencial, tiene un fuerte carácter autobiográfico, en donde Kuhn revisita su proceso y desarrollo intelectual, para poder clarificar cómo y dónde han ido surgiendo sus ideas principales y por qué no, que tanta tensión han generado en la atmosfera intelectual de finales del siglo XX.
Algunas consideraciones: ¿buen historiador, mal filósofo?
Quisiera destacar en calidad de virtudes, algunos puntos que ha señalado Kuhn en el Prefacio, que de alguna manera, es una defensa y revisión de sus obras, en particular de la tan influyente Estructura de las revoluciones científicas. Desde nuestra perspectiva, de un modo quizás paradójico, estas mismas virtudes a fin de cuentas terminan convirtiéndose en defectos desde un punto de vista filosófico.
La gran virtud histórica que puede ser destacada en Kuhn, es el hecho de poder percibir y señalar adecuadamente grandes faltantes en el campo teórico de las ciencias. Comenzando por la necesidad insustituible de entender a la ciencia dentro de su propia historia, algo que parece más evidente con disciplinas más cercanas a la histórica, pero que en el estudio de algunas ciencias ha sido comúnmente relegado a un segundo plano.
Derivado de ese primer “descubrimiento”, se encuentra la segunda idea que señalara Kuhn en el prefacio, acerca de la necesidad de una nueva forma de leer los clásicos en la historia de la ciencia, con su también necesario ajuste conceptual que ello implica. Aquí, la cultura historiográfica de la ciencia, si bien es ineludible no es en sí misma suficiente. ¿Qué implica un reajuste conceptual? ¿Qué es un concepto? Con nombrar la necesidad, Kuhn abre una puerta, pero sin una cultura filosófica consistente, existen al menos tres peligros: no poder atravesarla, quedarse a mitad de camino o tomar vías elusivas que devengan en eclecticismos.
En esta última trampa ecléctica se ve inmerso Kuhn, cuando comprende por ejemplo, que es necesario un aporte desde la psicología para entender los cambios conceptuales y poder “pensar con una cabeza diferente”. Tomando la expresión de Herbert Butterfield, y que el propio Kuhn (1977) define como:
“...una especie de cambio generalizado de la forma en que los hombres concebían la naturaleza y le aplicaban un lenguaje, una concepción que no podría describirse propiamente como constituida por adiciones al conocimiento o por la mera corrección de los errores uno por uno”(p.13).
Este hallazgo lo inclinará hacia los estudios de la psicología gestáltica, sin profundizar demasiado en esta última y abandonando a la larga esos estudios que podrían (quizás) haber ayudado a esclarecer su teoría en algún aspecto.
Con el aporte potencial de la sociología al campo científico, podemos hablar de una situación análoga a la anterior, ya que si bien Kuhn señala correctamente la importancia del análisis sociológico al seno de una comunidad científica, se limita a reconocer la existencia de los valores comunes de estas dinámicas sociales y a encuadrarlo dentro del “paraguas” conceptual del paradigma. Esto también deja lagunas notorias a la hora de explicar este aspecto consensual del paradigma, e impele al autor a gravitar hacia el campo lingüístico.
De este último terreno teórico (teoría del lenguaje) que señala Kuhn, diremos exactamente lo mismo que respecto a sus exploraciones anteriores; señala un problema nodal para la historia de la ciencia, a la vez que abre una nueva “caja de pandora”, para la cual no cuenta con herramientas teóricas adecuadas (cultura filosófica) para resolver los problemas que de ella puedan surgir.
En estas idas experimentales hacia distintas disciplinas, es bueno tener en cuenta como brújula teórica, la idea resaltada por Engels (1878) acerca de la formación filosófica:
“Pero con esto, las Ciencias Naturales entran en el campo teórico, donde fallan los métodos empíricos y donde sólo el pensamiento teórico puede prestar un servicio. Mas el pensar teórico sólo es un don natural en lo que a la capacidad se refiere. Esta capacidad ha de ser cultivada y desarrollada, y hasta hoy, no existe más remedio para su cultivo y desarrollo que el estudio de la filosofía anterior.”
De todos modos, en el entendido de que la ciencia es una empresa colectiva, las virtudes-defectos que hemos señalado en Kuhn, pueden leerse como un desafío a los filósofos de la ciencia, como primeros esbozos de problemas que anteriormente no habían sido planteados al menos desde el interior de la ciencia occidental. Lo cual tiene un matiz importante como suceso histórico. Y sea desde la crítica o la continuidad, el físico norteamericano ha conseguido con sus obras colocar en discusión temas fundamentales encima de la mesa de la comunidad científica de mediados y fines de siglo pasado.
Referencias Bibliográficas
Engels, F, (1878). Antiguo prologo para el Anti-Duhring. Disponible en: https://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/1878vpro.htm . Fuente: Marx & Engels, Obras Escogidas en tres tomos (Editorial Progreso, Moscú, 1974), t. III.
Kuhn, Thomas, (1977). La Tensión Esencial. Editorial FCE. México D.F.
Kuhn, Thomas, (1969). Posdata. En La estructura de las revoluciones científicas (Editorial FCE, México D.F, 1962).
Kuhn, Thomas, (1970) Segundos pensamientos sobre Paradigmas. Editorial Tecnos. Madrid.